Hoy encontramos numerosos gadgets tecnológico que se encuentran a nuestro servicio y que mejoran nuestras vidas, dando mayor confort, rapidez, facilidad, realizan cosas que nosotros no tenemos ganas o no podemos realizar. En el día de ayer se publicó en un diario el artículo “Nace una nueva generación de robots terapéuticos” en el cual hacen referencia a la existencia de un pequeño robot que genera empatía y ayuda emocionalmente a los seres humanos. Es decir, que contamos con un pequeño aparato tecnológico que reúne el cariño que puede brindar un animal domestico o terapéutico, por un lado, y por otro estaría sustituyendo a los psicólogos y a los distintos profesionales que trabajan en el área de la Salud Mental. ¿Para qué acudir a un profesional si ya tengo a mi “Paro (de personal robot)”? También cabría pensar de qué manera se relacionarán las personas que tengan a su alcance este nuevo gadget ya que para muchas personas las relaciones humanas son conflictivas.
El lazo social es un gran desafío constante, se viven momentos de tristeza, de alegrías, reconciliaciones y peleas, sería mucho más sencillo con un Robot que responde a nuestro pedido pero ¿No sería aburrido?. Es cierto que nos ahorraríamos muchas situaciones que generan sufrimiento pero ¿Cuántas cosas buenas nos perderíamos?
La tecnología avanza y continuará avanzando, muchas veces a nuestro servicio y otras no, a veces al servicio de nuestro bienestar y otra veces en nuestro perjuicio, pero es necesario reflexionar sobre el tema porque como todo depende de su uso.
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