"El análisis nos enseña apenas lo que podemos soportar, pero tambien lo que podemos evitar. El análisis nos dice lo que debe ser eliminado."

"El valor de la vida"
Entrevista a S. Freud, 1926.

Trabajo científico (Duelo)

El psicoanálisis y la pérdida de un hijo.




“En este año de suplicios renuncié poco a poco a todo, primero me despedí de la inteligencia de Paula, después de su vitalidad y su compañía, finalmente debía separarme de su cuerpo. Todo lo había perdido y mi hija se iba, pero en verdad me quedaba lo esencial: el amor.” [1]


La muerte de un ser querido siempre ha sido difícil de superar y de pensar pero ¿Cómo pensar la muerte de un hijo de forma repentina? ¿Podría hablarse de trauma, además de hablar de duelo?

Me propongo recorrer algunas definiciones que se han dado del duelo y del trauma en la obra de Freud y de Lacan, además de una conferencia de Soler para intentar pensar una respuesta estos interrogantes. Lo ilustraré con una paciente que he atendido en una sala de internación de un Hospital.



Breve presentación de la paciente.

La señora B tiene 77 años, vive con una de sus hijas, dos nietos y una bisnieta, el diagnóstico médico por el cual fue internada era neumonía. En la primer entrevista relató, con mucha angustia, lo ocurrido con su hijo, que murió de una forma muy repentina y que aún no entiende como sucedió, dice al respecto “el es un chico muy sano, ni un resfrío tuvo”. Ella marca un cambió total desde la muerte de su hijo, antes trabajaba como modista y le gustaba pero ahora no tiene ganas de hacer nada, tampoco tenía paciencia para cuidar a sus nietos y bisnietos, aclarando que antes ella sentía placer de cuidarlos y jugar con ellos. Hizo referencia a la muerte de una hija pero que ya lo había aceptado.

Se han mantenido unas cuantas entrevistas con la paciente donde pudo hablar de este hijo y la familia que había tenido, pudo hablar de ella y marcar algunos momentos de su historia. Por ejemplo la relación que tenía con su marido, el cual falleció hace poco tiempo y a pesar de sus enojos lo cuido, pero dice no sentir la pérdida del mismo con dolor.

Luego de estos encuentro ha dicho que tiene muchas ganas de volver a su casa para ver al nieto que vive con ella que no lo dejan entrar a la sala a verla, que lo extraña mucho y también quiere retomar su trabajo, para hacerle ropa a los niños de la familia.



¿Trauma?

Freud a lo largo de su obra ha dado distintas definiciones de trauma. En un comienzo lo definió como una energía que perturba el aparato psíquico sin poder realizar la descarga que proporcione un alivio al malestar ocasionado. Esta definición le sirvió para hablar de las neurosis traumáticas, donde el sujeto se encuentra fijado al trauma y repite la situación en sueños y en ataques histeriformes. Plantea en la conferencia 18 que “Un modelo paradigmático de fijación afectiva a algo pasado es el duelo, que además conlleva un extrañamiento del presente y del futuro.” [2]

Comienzo con esta temática porque a partir de lo escuchado en esta paciente se me plante los siguientes interrogantes ¿Es posible que esta muerte inesperada sea traumática para la paciente? ¿Se podría hablar de un Real, una energía, que irrumpe en la normalidad de su vida, dejando una marca traumática?

Tomando una conferencia de Colette Soler donde habla sobre este tema y plantea diferentes versiones del mismo, dice que hay traumas donde se puede hablar de una implicancia de la voluntad de goce del Otro, las guerras por ejemplo, y otro que son sin la incidencia del Otro, como las catástrofes naturales. Además, plantea que contamos con los cuatro discursos que ha planteado Lacan; los mismos hacen de pantalla al trauma, dando una explicación consistente al mismo.

Volviendo a la paciente, podría pensarse un trauma sin la incidencia del Otro, donde el discurso amo, entendiendo por el mismo en esta ocasión el médico, no da una respuesta a lo ocurrido con su hijo. Ella dice sobre el tema que una mañana el hijo se despertó mareado y la nuera llamó a la ambulancia y lo internaron y nadie le pudo decir ni como ni porque se murió.

Pero en este caso no se podría hablar de trauma ya que se plantea en esta conferencia que una vez que lo Real se inscribe posee un significante y se podría hablar de una memoria, queda inscripto en el aparato psíquico, de forma inconsciente o consciente. En el caso del trauma dice “Por el contrario, el olvido imposible del traumatizado es el retorno de algo en el cual el sujeto no se ubica, no se reconoce. Por eso el retorno del trauma es en sí mismo traumatizante.” [3] Esta autora va aun más lejos y plantea que se podría hablar de forclusión ya que hay algo de lo Real que irrumpe en el sujeto y no hay un simbólico que lo pueda reconocer. No hay inscripción. Un real inasimilable a su realidad psíquica. Podría pensarse que la muerte del hijo se inscribe de forma diferente a la muerte de la hija, donde los médicos pudieron darle un diagnóstico y ella puede ubicar una causa de fallecimiento.

Por otro lado, Soler describe dos componentes del trauma, uno es el encuentro con lo Real, y el otro lo llama “las secuelas”, planteando que hay “repercusiones subjetivas”, el sujeto puede pensar lo sucedido. En consecuencia, permite al psicoanálisis intervenir allí, hay algo por decir, y responsabilizar al sujeto frente a como responde al Real que irrumpió.

Retomando aquello marcado en un párrafo anterior sobre el discurso médico, cabría hace referencia a Eric Laurent que plantea que la ciencia posee un lugar de programación y explicación de todo lo que sucede, por lo tanto dice de forma irónica que “Todo lo que no es programable deviene trauma.” [4]

Retomando la preguntas realizada podría decirse que hay aquí un trauma pero al mismo tiempo podría decirse que no, lo que si es seguro que en esta paciente hay un proceso de duelo ante la pérdida de su hijo, siendo esto nada fácil de transitar, Freud decía frente a la pérdida de un ser querido “Esta actitud cultural- convencional hacia la muerte se complementa con nuestro total descalabro cuando fenece una de las personas que nos son próximas, cuando la muerte alcanza a nuestro padre, nuestro consorte, un hermano, un hijo o un caro amigo. Sepultamos con él nuestras esperanzas, nuestras demandas, nuestros goces; no nos dejamos consolar y nos negamos a sustituir al que perdimos. Nos portamos entonces como una suerte de Asra, de esos que mueren cuando mueren aquellos a quienes aman.” [5]



El duelo.

Para desarrollar el tema del duelo tomaré el texto de 1917, “Duelo y melancolía” de Freud, además de los desarrollos de Jacques Lacan desde los seminarios 6 “El deseo y su interpretación” (1959) y el seminario 10 “La angustia” (1962- 1963).

Freud define que un duelo se realiza ante la pérdida de un ser querido o una abstracción, como la patria, la libertad; nos habla de la existencia de un duelo normal o un patológico, entendiendo por este último aquel que se extiende más en el tiempo de lo establecido o presentando autoreproches por la pérdida del objeto de amor.

La persona que se encuentre realizando un duelo presentará alguna de las siguientes características “...la pérdida de interés por el mundo exterior –en todo lo que recuerde al muerto-, la pérdida de la capacidad de escoger algún nuevo objeto de amor –en remplazo, se diría, del llorado-, el extrañamiento respecto de cualquier trabajo productivo que no tenga relación con la memoria del muerto.” [6] En consecuencia de lo descripto se puede observar un yo empobrecido e inhibido.

En la señora B se pueden apreciar las características recientemente enumerada ya que ella cuenta los cambios que sucedieron a la muerte de este hijo, no quiere coser, no quiere estar con sus nietos y hasta a ella misma se abandona, planteando en uno de los encuentros “¿Para qué voy a seguir viviendo?”, mostrando así un desinterés total por el mundo que la rodea.

Tomando a Lacan habría que pensar el duelo desde la pérdida de objeto, y se remonta a las diferentes pérdidas que sufre el sujeto. En el seminario 6 toma a Hamlet para pensar, desarrollar, analizar y ejemplificar lo que sucede en el duelo, se pueden localizar dos cuestiones, que se podrían considerar como fundamentales. Por un lado, plantea que hay cierta equivalencia entre el duelo y la psicosis, ya que en ambas hay verwerfung (forclusión), es decir, un agujero en lo Real. Por otro lado, propone pensar el duelo tomando la pérdida de objeto y retoma la pérdida del falo, hablando de una privación que genera el objeto de deseo. Se podría esbozar que en el duelo se estaría repitiendo una pérdida.

A partir de lo desarrollado me surge un interrogante, una posible hipótesis relacionada con esta paciente. Ella se encuentra en un trabajo de duelo por el hijo fallecido, por lo tanto, cabría preguntarse si en este duelo no se estaría jugando algo de esta pérdida, que marca Lacan, de este objeto tan preciado que es de difícil definición y localización, haciendo referencia al falo.

En el seminario 10, Lacan hace referencia al duelo en diferentes clases, en una de ellas se puede encontrar una frase sumamente interesante y que se encontraría relacionada con lo desarrollado en 1959. Lacan dice “Sólo estamos de duelo por alguien de quien podemos decirnos yo era su falta. Estamos de duelo por personas a quienes hemos tratado bien o mal y respecto a quien no sabíamos que cumplíamos la función de estar en el lugar de la falta.” [7]

Se podría pensar que Lacan da vuelta aquello que planteo años anteriores. Aquí el sujeto queda en posición de objeto ante el Otro, es el Otro quien esta en falta y lo incluye en su deseo, como objeto.

Si se toma el caso de la señora B se puede localizar este hijo en el lugar del Otro que toma a esta madre como objeto de deseo, otorgándole su cariño. En uno de los encuentros mantenidos ella relata haber soñado con su hijo. El sueño en cuestión la ubica a ella esperando al hijo que llega a visitarla, la abraza y se va.



Posición del analista.


En primer lugar, me gustaría marcar que el analista frente a un paciente que esta realizando un trabajo de duelo debería acompañarlo y permitirle al sujeto que de a poco pueda ir asimilando la pérdida. Freud plantea que “El duelo normal vence sin duda la pérdida del objeto y mientras persiste absorbe de igual modo todas las energías del yo” [8] Estas energías que se gastan, permiten al yo por medio de un examen de realidad ir aceptando la muerte del objeto, desprenderse lentamente de los recuerdos.

En consecuencia, se podría plantear que la dirección de la cura es poder alojar al sujeto en su sufrimiento, el objeto analista estará acompañando al paciente en el proceso de ir extrayendo la libido del objeto de amor, en una posición de escucha, sin intervenir buscando una responsabilidad subjetiva y sin buscar una posible pregunta que permita una entrada en análisis. Hay que dejar que pase este momento y luego estará en condiciones de comenzar un posible análisis.

Esta posición permitirá al paciente transitar este difícil momento de su vida, donde ha perdido un otro significativo, y al mismo permitirá que se abra un espacio especial frente a una persona que estará para escucharla, alojar sus sentimientos, sus anhelos, sus tristezas y su sufrimiento, sin forzar sus tiempos.

Para esta paciente los encuentros mantenidos, se podría decir, que le han permitido ir llevando a cabo este trabajo del duelo de una manera que ha sido de utilidad, ya que me ha dicho “yo le dije a mi nuera que debe llevar a mis nietos al psicólogo porque hace bien”

Para finalizar me gustaría cerrar este trabajo con otra frase de Isabel Allende, brillante autora chilena, que permite, a través de su libro “Paula”, pensar el duelo de un hijo, donde ella relata la enfermedad y muerte de su hija.

“Comenzó a elevarse y yo subí también colgada de la tela de su vestido. Escuche de nuevo la voz de Memé ‘No puedes ir con ella, ha bebido la poción de la muerte...’ (...) Soy Paula y también soy yo misma...” [9]



Bibliografía:

- Allende, Isabel: “Paula”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2000.

- Freud, Sigmund “Duelo y melancolía” (1917) En Obras completas, Tomo XIV. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1996.

- Freud, Sigmund “De guerra y muerte. Temas de actualidad.” (1915) En Obras completas, Tomo XIV. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1996.

- Freud, Sigmund “18 conferencia. La fijación al trauma, lo inconsciente.” (1917) En Obras completas, Tomo XVI. Amorrortu editores, Buenos Aires, 2004.

- Lacan, Jacques, “El Seminario 6. El deseo y su interpretación”. Inédito.

- Lacan, Jacques, “El seminario 10. La angustia”. Editorial Piadós. Buenos Aires. 2007.

- Laurent, Eric, “Hijos del trauma”, en La urgencia generalizada. La práctica en el hospital, compilador Belaga, G. Grama ediciones. Buenos Aires. 2004.

- Soler, Colette, “El trauma”, conferencia dictada en el Hospital Álvarez, 15 de diciembre de 1998, inédita.

- Revista Virtual de la EOL. Virtualia N° 14.

Notas:
[1] Allende, Isabel: “Paula”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2000. Pág. 363.

[2]Freud, Sigmund “18 conferencia. La fijación al trauma, lo inconsciente.” (1917) En Obras completas, Tomo XVI. Amorrortu editores, Buenos Aires, 2004. Pág. 252- 253.


[3]Soler, Colette, “El trauma”, conferencia dictada en el Hospital Alvarez, 15 de diciembre de 1998, inédita.


[4]Laurent, Eric, “Hijos del trauma”, en La urgencia generalizada. La práctica en el hospital, compilador Belaga, G. Grama ediciones. Buenos Aires. 2004. Pág. 24.


[5]Freud, Sigmund “De guerra y muerte. Temas de actualidad.” (1915) En Obras completas, Tomo XIV. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1996. Pág. 291.

[6] Freud, Sigmund “Duelo y melancolía” (1917) En Obras completas, Tomo XIV. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1996. Pág. 242.

[7]Lacan, Jacques, clase X, apartado 3 en “El seminario 10. La angustia”. Editorial Piadós. Buenos Aires. 2007. Pág. 155.


[8]Freud, Sigmund “Duelo y melancolía” (1917) En Obras completas, Tomo XIV. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1996. Pág. 252.

[9] Allende, Isabel: “Paula”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2000. Pág. 366.

Trabajo presentado en el V Congreso Argentino de Salud Mental, “En el año del bicentenario de la Revolución de Mayo. Trauma, Historia y Subjetividad”. AASM y World Federation for Mental Health. (2010)

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