"El análisis nos enseña apenas lo que podemos soportar, pero tambien lo que podemos evitar. El análisis nos dice lo que debe ser eliminado."

"El valor de la vida"
Entrevista a S. Freud, 1926.

Trabajo científico (Interconsulta)

UNA LECTURA DEL DISPOSITIVO DE INTERCONSULTA. *

Este trabajo tiene por objeto realizar un acercamiento al concepto del dolor, tomando desarrollos psicoanalíticos que permiten pensar que les sucede a pacientes que sufren enfermedades respiratorias graves. Por otro lado, se busca transmitir un modo posible de intervención en el dispositivo de Interconsulta de Salud Mental en las salas de internación de pacientes con las enfermedades recientemente mencionadas.

Un acercamiento al dolor.

En el “Proyecto de psicología” de 1895, Freud realiza un exhaustivo trabajo sobre cómo se constituye un sujeto y su aparato psíquico, al decir de Lacan en El Seminario 7 “…ese aparato es esencialmente una topología de la subjetividad- de la subjetividad en que ella se edifica y se construye en la superficie de un organismo.”[1]

Para la constitución de dicho aparato se plantean dos vivencias que son constituyentes, una es la vivencia de satisfacción donde se constituirá el objeto de deseo que será fundante del placer, y otra es la vivencia de dolor donde encontramos un objeto hostil que genera al sujeto una carga extrema de energía que produce el quiebre del principio de constancia y genera un displacer en el individuo. Este afecto que se despierta será expresado por medio del grito ya que el individuo se encuentra desvalido y no puede escapar de este estímulo interior.

Lacan amplía esta noción planteando que este afecto presenta un carácter complejo del dolor y brinda una definición mas amplia, dice “… también me contentaré con sugerir que deberíamos quizá concebir el dolor como un campo que, en el orden de la existencia, se abre precisamente en el límite en que el ser no tiene posibilidades de moverse.”[2]

De modo que se puede pensar en un aspecto fisiológico del dolor así como también del aspecto subjetivo del mismo. En el transcurso de la historia el dolor ha sido concebido desde diferentes puntos de vista como puede ser: lo religioso como castigo divino, lo cultural como un desequilibrio energético entre el ying y el yang en la cultura China, lo filosófico siguiendo a Aristóteles que lo define como una pasión negativa y Descartes como una sensación en el cerebro que activaba los espíritus animales que daban origen a una reacción. En la actualidad se encuentra una definición multidimensional, como la que otorga la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) de 1986 “El dolor es una sensación en una parte o partes del cuerpo, pero, igualmente siempre se trata de una experiencia desagradable y por lo tanto emocional. El dolor es siempre subjetivo.”[3]

Retomando a Freud, se encuentra una mención sobre esta temática en “Inhibición, síntoma y angustia” de 1925, donde plantea que se puede generar ante la pérdida del objeto a diferencia de la angustia que genera un alerta frente al peligro de la pérdida del objeto. Por otro lado, retoma algunos conceptos desarrollado en “Más allá del principio del placer” (1920) donde planteaba la perforación de la barrera antiestímulo generando un monto de energía no ligado y dejando al sujeto sin movimiento posibles, menciona que esta energía puede provenir del exterior o del interior. Como consecuencia de lo mencionado Freud dice que “A raíz del dolor corporal se genera una investidura elevada, que ha de llamarse narcisista, del lugar doliente del cuerpo; esa investidura aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento, por así decir.”[4]

Jacques- Alain Miller en “Biología lacaniana y acontecimiento del cuerpo” retoma la frase citada de Lacan en el Seminario VII, donde introduce el reino de la piedra, y amplia el tema de la inmovilidad haciendo referencia a Heidegger quien desarrolla esta temática tomando la piedra, “La piedra es sin mundo”. Toma la misma ya que es un modo de ejemplificar la inmovilidad y la falta de vida que hay en ella, además se dice que “La ausencia del mundo no excava en la piedra una falta, es lo que es y está donde está.”[5], quedando por fuera de la cultura hasta que ingresa en el mundo del hombre, el cual la inscribe como significante.

En cambio, en el hombre se localiza lo animado, móvil, esta inserto en una cultura y atravesado por el lenguaje, y ese “cacho de carne” tiene cosas por decir. Este último es un organismo dividido en dos cuerpos que se superponen. Miller lo dice de la siguiente manera “Por un lado, un cuerpo de saber, que sabe lo que necesita para sobrevivir, el cuerpo epistémico y, por otro lado, el cuerpo libidinal. El primero es el cuerpo que normalmente debería estar regulado y cuya regulación debería ser placer, el cuerpo- placer que obedece, y el segundo es el cuerpo- goce, desregulado, aberrante, donde se introduce la represión como rechazo de la verdad y sus consecuencias.”[6]

Un modo posible de intervención.


En las salas de internación de pacientes afectados por enfermedades respiratorias graves una de las funciones a llevar a cabo en el dispositivo de la interconsulta de Salud Mental es escuchar al paciente frente al dolor físico así como también acompañar al sujeto en el dolor subjetivo; del dolor del ser frente a la inmovilidad y, generar un despliegue del mismo ofertando un lugar de alojamiento y escucha no ingenua que busca la creación de una demanda o una pregunta que posibilite algún movimiento subjetivo.

En busca de tal fin resulta importante, en ciertas ocasiones, permitirse instrumentar recursos no tradicionales o convencionales en psicoanálisis para llegar a determinados pacientes que se encuentran en situaciones complejas, donde la palabra muchas veces se encuentra obstruida por el dolor físico, por alguna crisis en la función respiratoria, o por el estado anímico del paciente.

A modo de ejemplo tomaré un caso de la práctica diaria en el dispositivo de intercosnulta que despertó mi interés, que me permitió poner en práctica el psicoanálisis aplicado y generar un efecto en la paciente. Algunos datos de la misma, es una mujer, que llamaré S, de unos 50 años, casada, con dos hijos y dos nietas. Ella estuvo internada en la sala de cirugía por un empiema pleural, venía de otro hospital con una internación previa de un mes y luego se prolongo por un mes más, en la cual debió pasar por diversas complicaciones. En consecuencia, se desarrollo un estado depresivo y de apatía, mostraba indiferencia ante toda propuesta de la familia y a las indicaciones médicas.

En cada entrevista mantenida se intentaba localizar alguna actividad que ella pueda realizar en el periodo de internación y que la ayudara a encontrarle sentido a su vida. Una de las intervenciones que tuvo un efecto positivo fue proponerle leer un cuento. En el mismo la protagonista era “la tía Mercedes”[7], a partir de esta lectura la paciente despliega su historia de vida, aquello que causa su sufrimiento impidiendo su pronta recuperación; comenzó hablar de su historia matrimonial y familiar, sobre su personalidad que disentía con la tía Mercedes, lo cual provocó en la paciente un interés en otros libros y un cambio anímico. Al mismo tiempo y por añadidura, posibilitó pensar diferentes actividades que ella podía realizar a lo largo de su internación sin que ésta fuera objeto de sentimientos de soledad y desinterés a todo lo que la rodeaba, produciendo un cambio subjetivo en cuanto a la restricción en los lazos del plano social y del amor en que se encontraba.

Así se abrió la posibilidad a la abreacción, a la catarsis, es decir, a la liberación de una emoción, una descarga. Lacan en el Seminario antes mencionado realiza una breve historización del termino “catarsis” que proviene de la tradición griega, relacionado con la tragedia, situando además que es utilizado en medicina, haciendo referencia a Hipócrates diciendo “No cabe duda de que el término catarsis, en el contexto antiguo, ya era usado en una tradición médica, en Hipócrates, más o menos ligado a las eliminaciones, a las descargas, a un retorno a lo normal. Pero, por otra parte, en otros contextos, está vinculado con la purificación y especialmente con la purificación ritual.”[8]

A partir de la oferta de la escucha del analista se abrió la posibilidad de darle la palabra a la paciente, así consiguió romper con la inmovilidad del ser y física por la cual estaba transitando y comenzó a tejer para su nieta que cumplía años próximamente. Por otro lado, comentó diferentes actividades que ella hacía en su casa y cuales podía continuar realizando en su internación como por ejemplo diseñar modelos de carteras para luego finalizarlas en su hogar cuando obtuviera el alta.

Es importante resaltar el tema de la palabra ya que es ella el instrumento del psicoanálisis. Tanto Lacan como Freud han marcado continuamente la importancia de que el sujeto pueda hablar, la asociación libre, la posibilidad de que emerja del discurso una palabra plena. Lacan a lo largo de toda su enseñanza destacó la importancia del registro simbólico en la cura y criticó aquellos psicoanalistas que valorizaron otros aspectos de la teoría freudiana.

Es a partir de las palabras del sujeto que se puede ir construyendo su historia y reescribirla, como plantea Lacan en el seminario 1. Tomando esta arista del dispositivo analítico es licito pensar que una de las funciones que tenemos como analistas en la interconsulta es escuchar al sujeto en lo que tiene por decir, escuchar su historia, teniendo en cuenta que “La historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado.”[9] Es a partir de aquí que podemos ayudar a reescribir y modificar la historia. Es importante que el encuentro con el analista pueda marcar un quiebre, un antes y un después, y que no sea un simple encuentro posibilitando la re- inclusión del sujeto en la lógica del deseo.

Para finalizar me gustaría tomar unas palabras de J- A. Miller que permite pensar algo más de la función del analista en el dispositivo de la Interconsulta relacionado al caso planteado en el presente trabajo. Miller define la Salud Mental como una perturbación del orden público ya que el sujeto no es productivo y no es funcional a la sociedad contemporánea. Si pensamos en el hospital el orden público se ve alterado frente a pacientes que no cumplen con las indicaciones médicas que posibiliten su rehabilitación, y es allí donde somos convocados. Para este autor, los analistas no estamos al servicio de la salud mental ya que “No se trata de la armonía del sujeto con su ambiente, con su organismo. Porque el concepto de sujeto impide pensar la armonía del sujeto con cualquier cosa en el mundo. El concepto de sujeto, en sí, es disarmónico con la realidad. Y el analista no puede dar la salud mental. Solo puede dar la salud, es decir, puede saludar al paciente que llega a su consultorio. (…) en lugar de la salud mental, está el saludo analítico.”[10]

Notas: 
[1] Lacan, Jacques. (1959- 1960) El seminario. Libro 7. La ética del psicoanálisis. Editorial Piadós. Buenos Aires. 2007. Pág. 55.
[2] Ídem. Pág. 76.
[3] Mucci, M. del Carmen “Dolor sensación, dolor percepción, en psicoprofilaxis quirúrgica” Conferencia pronunciada en las 1º Jornadas Argentinas del Dolor, de la Asociación Argentina para el Estudio del Dolor. En www.acheronta.org/acheronta3/dolor.html
[4] Freud, Sigmund (1925) “Inhibición, síntoma y angustia”. Obras completas Tomo XX, Amorrortu Editores, Buenos Aires. 1996. Pág. 160.
[5] Miller, Jacques- Alain. Biología lacaniana y acontecimiento del cuerpo. Colección Diva. Buenos Aires. 2002. Pág. 51.
[6] Ídem. Pág. 72- 73.
[7] Cuento perteneciente al libro de Angeles Mastretta “Mujeres de ojos grandes”
[8] Lacan, Jacques. (1959- 1960) El seminario. Libro 7. La ética del psicoanálisis. Editorial Piadós. Buenos Aires. 2007. Pág. 295.
[9] Lacan, Jacques. (1953- 1954) El seminario. Libro 1. Los escritos técnicos de Freud. Editorial Piadós. Buenos Aires. 2007. Pág. 27.
[10] Miller, Jacques- Alain “Patología de la ética. Primer conferencia.” (1989), en Lógicas de la vida amorosa. Editorial Manantial. Buenos aires. 2000. Pág. 71.

*Trabajo presentado en IV Congreso Argentino de Salud Mental, 4º Encuentro Interamericano de Salud Mental, “El Padecimiento mental. Entre la salud y la enfermedad”. AASM y World Federation for Mental Health. (13/06/09)