"El análisis nos enseña apenas lo que podemos soportar, pero tambien lo que podemos evitar. El análisis nos dice lo que debe ser eliminado."

"El valor de la vida"
Entrevista a S. Freud, 1926.

viernes, 15 de abril de 2011

Un mundo alrededor de las palabras.

Sí hay algo claro desde el psicoanálisis es que las palabras no son sólo palabras, son mucho más que un simple vocablo que se utiliza para señalar algo. Las palabras son nuestro material de trabajo y nuestra herramienta en la labor diaria de un análisis.


Muchas veces se escucha y se ha dicho sobre el poder de la palabra, frase que contiene toda una realidad. Las palabras no sólo posibilitan la transmisión de un mensaje sino que nos permiten crear un mundo. Mundo en el cual nos movemos, gracias a él formamos nuestra propia realidad, una realidad para cada quien, generando de este modo un visión particular y singular que se busca trabajar en ese lapso de tiempo que llamamos sesión.

Otro aspecto de las palabras es el impacto que genera en las personas que las reciben. Al dirigirnos a una persona no medimos, en muchas ocasiones, las consecuencias de nuestro hablar. Por medio de ellas transmitimos muchas cosas y pueden ser mal interpretadas. Un ejemplo de ello, que ha sido analizado hace unas semanas en un artículo en el diario La Nación (“Los piropos, esa poesía en extinción”), son los piropos, que han caído en desuso o han sufrido alteraciones que ya no provocan los efectos buscados. Exaltar la belleza femenina, una risa tímida y un sonrojo, eran los objetivos perseguidos, hoy la sutileza se pierde y se interpreta como un acoso, por lo tanto el objetivo queda trunco, ocasionando un efecto contrario al buscado.

También la palabra toca lo físico, el cuerpo, sus efectos se materializan en esa superficie formada por células, que no sólo funcionan por los mecanismos biológicos que las guían, hay allí un influencia que excede. Esto se ve en muchos casos, no sólo en la histeria, emblema del psicoanálisis y uno de los puntos de origen del mismo, sino que también encontramos esta problemática en las enfermedades psicosomáticas, por ejemplo.

Obviamente que hay mucho más por decir de las palabras y reflexionar de las mismas pero lo que es importante no perder de vista y tener siempre presente es que ellas tienen un poder incalculable, que esconden nuestros más íntimos secretos y que nos permiten movernos en el mundo, creando nuevas realidades y destruyendo ajenas.

Imagen de Banco de imagenes.

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